Durante más de un mes, el mercado cripto ha visto una debilidad persistente sin una explicación clara. El inicio de la caída se remonta al 10 de octubre, y hoy parece que se ha identificado la verdadera razón detrás de este declive, amenazando con socavar uno de los pilares del ciclo alcista.
El misterio del 10 de octubre tiene su origen en un anuncio discreto, pero cataclísmico de MSCI, la segunda mayor empresa de índices del mundo. Ese día, MSCI publicó una consulta para determinar si las empresas cuya actividad principal es la tenencia de cripto, como MicroStrategy (MSTR) de Saylor, debían clasificarse como «empresas» o como «fondos». Esta distinción, que puede parecer técnica, es en realidad una espada de Damocles suspendida sobre el mercado.
Para comprender lo que está en juego, hay que remontarse al papel de los «Digital Asset Treasuries» (DATs) en el bull run actual. Empresas como MicroStrategy han sido una de las dos fuerzas compradoras principales del ciclo. Su estrategia es simple, pero tremendamente efectiva: comprar masivamente Bitcoin, ver cómo aumenta el valor de sus acciones y así integrarse en los grandes índices bursátiles como el S&P 500. Una vez incluidas, miles de millones de dólares de fondos pasivos (fondos de pensiones, trackers, etc.) están obligados a comprar sus acciones, lo que hace subir aún más su valor y les permite… comprar todavía más Bitcoin. Un círculo virtuoso que ha alimentado ampliamente la subida.
El problema es que si MSCI decide reclasificar estos DATs como «fondos», serán inmediata y automáticamente excluidos de todos los índices pasivos. La razón es simple: incluir un fondo en un índice crea un bucle de retroalimentación considerado poco saludable (el fondo compra activos, su tamaño aumenta, se incluye en más índices, lo que le obliga a comprar más activos, etc.).
Las consecuencias de tal decisión serían devastadoras. En primer lugar, desencadenaría una venta forzada y masiva de las acciones de estas empresas por parte de todos los fondos indexados pasivos, provocando un desplome de su cotización. En segundo lugar, destruiría su modelo de negocio, cuya piedra angular es precisamente esta inclusión en los índices. La principal fuente de demanda institucional de este ciclo desaparecería de la noche a la mañana.
Según el analista de renombre Ran Neuner, el «smart money» comprendió este riesgo existencial desde el anuncio del 10 de octubre. Por eso el mercado comenzó a caer precisamente ese día y nunca ha conseguido encontrar un soporte sólido desde entonces. La presión vendedora latente es inmensa, ya que los inversores avispados se han posicionado anticipando lo peor.
El mercado está ahora pendiente de la decisión final de MSCI, que se anunciará el 15 de enero de 2026. Esta fecha se ha convertido en el nuevo punto de inflexión para todo el ecosistema cripto.
Mientras tanto, el mercado podría seguir bajo presión. La debilidad actual no es fruto del azar, sino la consecuencia directa de una amenaza fundamental que pesa sobre la estructura misma de la demanda institucional de criptomonedas. El 15 de enero será un día de juicio.
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Charles Ledoux es un especialista en Bitcoin y en las nuevas tecnologías blockchain. Graduado de la Crypto Academy y minero de Bitcoin desde hace más de un año, ha escrito numerosas masterclass para formar a nuevos inversores en la industria, además de más de 2.000 artículos sobre el sector. Ahora, busca compartir su pasión por las criptomonedas a través de sus artículos en InvestX.
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